 La 
                      fundación del convento de Santo Domingo, situado 
                      ante la puerta de Sevilla, en la alameda Cristina, data 
                      de los tiempos de la conquista de Jerez por Alfonso X el 
                      Sabio en 1264. Convento con una rica historia, los reyes 
                      lo favorecieron con gran cantidad de privilegios y en él 
                      se venera la imagen de Nuestra Señora de la Consolación, 
                      copatrona de Jerez.
La 
                      fundación del convento de Santo Domingo, situado 
                      ante la puerta de Sevilla, en la alameda Cristina, data 
                      de los tiempos de la conquista de Jerez por Alfonso X el 
                      Sabio en 1264. Convento con una rica historia, los reyes 
                      lo favorecieron con gran cantidad de privilegios y en él 
                      se venera la imagen de Nuestra Señora de la Consolación, 
                      copatrona de Jerez.
                     Dos puertas de ingreso dan acceso al interior de la iglesia: 
                      la de la nave primitiva, que no llegó a terminarse, 
                      y la de la nave del Rosario, barroca, que se abre a la alameda 
                      Cristina.
                     En su interior la iglesia propiamente dicha tiene una 
                      sola nave; a su mediación, en el lado del evangelio, 
                      se abre, a través de un gran arco apuntado con decoración 
                      mudéjar, la nave del Rosario, construida para dar 
                      cabida a los fieles que daban culto a Nuestra Señora 
                      de Consolación, que tiene su capilla frente a esta 
                      nave, que se abre a una magnífica portada renacentista 
                      realizada en 1538 por Pedro Fernández de la Zarza.
                     La nave principal, con bóveda de crucería 
                      gótica, tiene una interesante decoración mudéjar 
                      de dientes de sierra en sus nervios, que descansan sobre 
                      racimos de mocárabes y cabezas de clavos en impostas. 
                      Posee el convento un claustro gótico de gran belleza 
                      e interés.